La historia nos ha demostrado lo diferente de cada generación. Así, crecimos escuchando historias de nuestros padres o mayores acerca de cosas completamente ajenas a nosotros y, en este periodo, son nuestros hijos los que difícilmente pueden imaginarse una vida sin teléfonos móviles, consolas, Tablet y demás dispositivos electrónicos.
Nos encontramos en un momento histórico marcado por el desarrollo de la tecnología y la relevancia creciente de ese mundo paralelo en el que tantos jóvenes viven, llamado internet.
Como todo en esta vida, este cambio en el desarrollo de la humanidad y la cultura ha traído consigo cosas tanto positivas como negativas.
Como parte positiva podemos destacar la enorme accesibilidad a información y conocimiento, la proximidad que facilitan con seres queridos, familia o amigos o la posibilidad de desarrollar el impulso creativo de niños y mayores de una forma hasta ahora inimaginable.
En la contraparte, podemos observar a miles de jóvenes dedicar la equivalencia en tiempo a jornadas laborales, a jugar videojuegos o a adolescentes obsesionados con los likes, conseguir más seguidores y proyectar una imagen digna de la aprobación de sus iguales en las redes sociales.
REDES SOCIALES Y PSICOPATOLOGIAS
Todo parece haber cambiado, y como es esperable, también las necesidades psicológicas de lo que parece toda una generación. Con la era digital, muchos trastornos o conflictos han aflorado y se han desarrollado de formas desconocidas hasta el momento. Un ejemplo pueden ser las patologías asociadas a la autoimagen como trastornos de la conducta alimentaria, la dismorfofobia, o la baja autoestima.
Para el presente artículo vamos a centrarnos en uno de los objetos de admiración y entretenimiento predilecto de miles de jóvenes y, cómo su mala gestión puede desembocar en una inmensidad de patologías: las redes sociales.
Todos (o la mayoría de nosotros) sabemos la forma en la que estas aplicaciones funcionan. Te creas un perfil con los datos que creas mejor te vayan a describir, sigues a tus amigos y personas que te inspiren y ya estas preparado para subir fotografías, reflexiones o compartir aquello que haces en tu día a día.
MODELOS TEÓRICOS
Desde la psicología, existen modelos teóricos que pueden explicar el proceso mediante el cual un adolescente puede desarrollar conflictos con su autoimagen (que puedan desembocar en trastornos) a través de redes sociales tipo Instagram o Facebook.
¿Cómo puede una práctica tan extendida como la de interactuar por redes sociales perjudicar a un adolescente?
La respuesta es muy sencilla: Mediante la comparación social.
En 1954, el psicólogo social Leon Festinger, desarrolla su teoría de la comparación social, en la cual explica como los seres humanos tendemos a necesitar compararnos con los demás para formar una idea de nuestro propio concepto personal. Nos compararíamos, además, con personas a las que considerásemos semejantes a nosotros, con capacidades ligeramente superiores, para poder obtener un feedback de esta comparación que nos permita mejorar constantemente.
El objeto de nuestra comparación dependerá del valor que nosotros le demos a ciertas características. Es decir, ciertas personas compararán su cuerpo con el de un post de Instagram valorando la delgadez propia y de la persona de la imagen, y otra al dar más valor a otros aspectos estéticos como los rasgos faciales o la blancura de la piel, obviaría la forma del cuerpo de este post y se centraría en estas otras características.
Sin embargo, la mayoría de los jóvenes se centrarían en las características físicas coherentes con los prototipos de belleza cultural de ese momento. Así las chicas perseguirían la extrema delgadez, aunque con curvas en pecho y glúteos y los rostros aniñados y dulces. Por otro lado, los chicos anhelarían los cuerpos tonificados y grandes y una figura alta y esbelta, así como unos rasgos faciales estructurados.
Otro estudio muestra cómo los jóvenes buscan la aprobación de sus amigos y compañeros a través de las fotografías subidas a las redes sociales y su comparación con post similares de personas admiradas por el individuo. También muestran cómo pueden llegar a ser influenciados por las conductas alimentarias promovidas aquí, precipitándose así a la posibilidad de tener un trastorno relacionado con la autoimagen como los trastornos de la conducta alimentaria.
Una vez entendido como se desarrolla este proceso de comparación y cómo puede afectar a la salud mental de miles de usuarios, podríamos formular esta pregunta: ¿Cómo podemos los padres gestionar este problema?
RECOMENDACIONES PARA PADRES:
recomendaciones de actuación para aprender a eludir las consecuencias negativas de las redes sociales:
- Limitar el tiempo empleado en las redes sociales.
Tomar la decisión de huir de todo contenido de internet y borrarse de la faz de la huella digital, puede ser una opción demasiado radical, y poco realista. En el caso de que estés imponiendo esta medida a tu hijo, existen dos razones principales por las que podrías estar cometiendo un error:
- Dado que la gran mayoría de los jóvenes de su edad sí cuentan con perfiles en redes sociales, puedes estar favoreciendo un proceso de exclusión social.
- Posiblemente la prohibición empuje a la ruptura de la norma, añadiendo así un sentimiento de culpa.
Es por esto que es más recomendado fijar un horario determinado para el uso de las redes sociales. Muchas plataformas como Instagram te dan acceso a la información personal de cuánto tiempo pasas al día en la red social y te permite programar una alarma que te señale cuándo has rebasado el tiempo que tú hayas programado previamente.
Para que la medida pueda ser eficaz a largo plazo, es preferible ir limitando el tiempo de forma escalonada. De esta forma, si un adolescente pasa diariamente 5 horas en redes sociales y le indicas que a la media hora debe parar, seguramente el adolescente se verá incapaz y poco motivado a este cambio y será más fácil el abandono de esta medida.
En cambio, si se marca un objetivo semanal asequible con el adolescente, como por ejemplo estar 4 horas en lugar de 5 la primera semana, 3 la segunda, 1 la tercera y 30 minutos la cuarta, podréis llegar a vuestro objetivo sin crear tanta resistencia.
- Limpieza de contenido.
Si cada vez que abrimos Instagram nos vemos bombardeados con cuerpos perfectos, parejas perfectas, vidas perfectas y gente siempre feliz y sonriente diciéndote que lo más importante es quererse a sí mismo (desde su yate en la playa) es muy probable que nos sintamos constantemente frustrados y decepcionados al no entender por qué nuestra vida no es así.
Más es así cuando eres joven y no has aprendido a discernir que es real y que no. Y es que la mayor parte del contenido que se consume en las redes sociales no lo es.
Los jóvenes necesitan saber que esa vida perfecta que vemos en redes sociales, es una proporción muy pequeña de la realidad de una persona. Y es la proporción que a los creadores de contenido les interesa mostrar para ganar seguidores y likes.
Es por esto que, cansados de verse forzadamente comparados con este tipo de imágenes, muchos usuarios (y bastantes influencers también) han decidido sumarse al movimiento “body positive”. Este tipo de cuentas promocionan mediante todo tipo de publicaciones la realidad de los cuerpos de la población. Es estos posts se muestran estrías, barrigas, cicatrices, varices, poros y pelos, entre muchas de las cosas que conforman un cuerpo real.
Al dejar de seguir a las cuentas perfectas y comenzar a seguir a aquellas en las que, si pueden sentirse identificados con aquello que ven, normalizan la realidad de su cuerpo.
Sería conveniente ayudar al adolescente a darse cuenta de la invención irreal de esa perfección que se vende y cerciorarse de que entienden que lo que es real también tiene cabida en las redes sociales. Que entienda la diferencia entre ambos tipos de contenido y que posea la información necesaria para verse inspirado por otro tipo de posts.
*Al final de este artículo se incluyen varias cuentas de este tipo que pueden servir de referencia a los usuarios que deseen sumergirse en esta nueva corriente.
- Educar en valores.
¿Es posible luchar contra todo lo que impone una cultura acerca de las ideas de belleza, éxito o valía personal?
Aunque parece imposible, sí.
Desde casa podemos aportar más de lo que creemos haciendo entender a los más pequeños que su valor como personas poco depende de lo cánones de belleza y la popularidad en internet.
Dar importancia a otras cosas como el compañerismo, la lealtad, la amistad o la creatividad puede marcar la diferencia de un joven que batalla con la formación de su propia identidad y el desarrollo de su autoestima.
- Buena comunicación en casa.
Este punto, tan importante para todas las relaciones personales, resulta indispensable para que un adolescente pueda contar con un guía que le permita orientarse en las dificultades típicas de este periodo madurativo.
Favorecer la comunicación en casa implica mucho esfuerzo y energía, y muchas veces no sabemos cómo hacer ver a un adolescente que puede confiar en nosotros. Es por esto, que vamos a mostrar aquí algunas claves que puedan resultar útiles:
- Ser transparentes a la hora de comunicarnos delante de ellos. Aportándoles información que les haga ver que la comunicación es una vía de doble sentido. Si solo preguntamos y exigimos que nos cuenten que ocurre en sus vidas, pueden sentirse sometidos a un tercer grado e intimidados.
- Mostrarse comprensivos, empáticos y abiertos. Muchas veces, y debido a la experiencia vital que pueda tener un adulto, puede considerar que lo que un adolescente le está contando es superficial y poco importante. Esta actitud condescendiente siempre es percibida por el adolescente, y le cortará el interés de compartir sus problemas.
- No juzgarles o enfadarse. Muchas veces escucharemos cosas que no nos gustan, pero debemos mantenernos tranquilos y escuchar activamente para que puedan desarrollar su confianza hacia nosotros y lleguen a sentir que pueden contarnos cualquier cosa. Aunque nos invadan los deseos de corregirles, debemos respetar sus errores. Debemos dejar que los jóvenes se equivoquen para que puedan experimentar las consecuencias de sus actos y de esta forma puedan aprender.
Este último punto, no implica que debamos de permitir todo al adolescente. Debemos de imponer límites y castigar las conductas que realizan y saben que nosotros no permitimos. Sim embargo, existe una diferencia entre castigar la forma de ser de un adolescente y una conducta concreta que ha realizado y, para permitir la comunicación efectiva, es importante conocer la diferencia.
- Buscar ayuda profesional.
En muchos casos, el daño que este tipo de contenido ha podido hacer en una persona, sobre todo si el consumidor de este contenido es joven, es tan profundo y significativo que necesita de ayuda profesional para poder gestionarlo.
Es recomendable que estas personas acudan un profesional cualificado que analice su caso concreto y la posible existencia de trastornos relacionados con la autoimagen e intervenga según los modelos teóricos en los que se base la formación del profesional.
En Psicosalud Alcalá contamos con profesionales formados específicamente en estas áreas y expertos en las materias que aquí se han tratado.
Existe una reflexión que dice así: Si las personas aprendiéramos a aceptarnos físicamente tal y como somos, ¿Cuántas compañías y empresas quebrarían? Pensemos un segundo en esto.
Nos han enseñado desde niños a que, si no cabemos en la diminuta cajita de la perfección, si nuestros límites no encajan con estos límites, entonces nuestros cuerpos no serían correctos. Sin embargo, prácticamente toda la población se queda fuera de estas fronteras, por lo que todos necesitaríamos escondernos en una perfección falsa y editada, pasada por mil filtros y que, aun así, precisa de mil productos milagro que le curen de toda su imperfección.
Esta verdad es aún más cierta en los jóvenes de hoy en día, que deben enfrentarse a su propio proceso de individualización y creación de la identidad desde la realidad paralela en la que prácticamente una generación entera se relaciona entre sí, las redes sociales. La comparación que llevarían a cabo para formarse una idea de sí mismo ya no sería tanto con el compañero de pupitre de matemáticas, si no con las fotos que éste cuelga en la playa en bañador, moreno y con un cuerpo escultural.
Hoy en día, es mil veces más difícil formarse una idea sana de lo que eres, darte valor, aceptarte y comprender que tal y como eres está bien.
Debemos, por tanto, prestar atención a todos aquellos jóvenes que batallan la mayoría de veces en silencio por descubrir quienes son, y tenderles una mano amiga para acompañarlos en este complicado proceso desde la aceptación y el cariño de quien ya lo ha vivido.
Cuentas de Instagram “body positive”:
- @beautifulbybreakfast
- @danaemercer
- @weloversize
- @Karinairby
*Aunque existen posts individuales destinados a la aceptación también del cuerpo masculino, no se han encontrado referencias de cuentas destinadas a este fin por parte de hombres. En el caso de que algún lector sepa de alguna cuenta masculina, sería muy valioso para todos nosotros que pueda compartirlo en la sección de comentarios. ¡Entre todos, podemos combatir lo normativo e irreal apoyándonos y ofreciéndonos recursos!
Videos:
- https://www.youtube.com/watch?v=6K0wtyDl2u4
- https://www.youtube.com/watch?v=WzmhBCtm8fs
- https://www.youtube.com/watch?v=XCJQjwbqobk
Bibiografía:
- https://www.adolescenciasema.org/ficheros/padres/y-llego-la-adolescencia.pdf
- Restrepo, J. E., & Quirama, T. C. (2018). Riesgo de trastorno de la conducta alimentaria y uso de redes sociales en usuarias de gimnasios de la ciudad de Medellín, Colombia. Revista Colombiana de Psiquiatría.
- Hogg, M. (2010). Psicología social. Vaughan
Escrito por Mar Sánchez Rúa (Psicóloga y colaboradora de Psicosalud Alcalá)